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Mostrando entradas de noviembre, 2015

POR QUÉ YO NO CANTO LA MARSELLESA

(Aunque me estremece la barbarie salafista, y aunque me solidarice con quienes están sufriendo el dolor por la masacre del viernes en París). No me gustan los himnos, ninguno. Detrás de un himno siempre hay tribalismo, simplificación y, casi siempre, crímenes cometidos por la buena causa: la nuestra, la de nuestra tribu. La Marsellesa no es una excepción al punto 1. La Marsellesa no es hoy, y no lo fue nunca, un símbolo de los Derechos Humanos (Droits de l’homme), ni de la democracia. Por repugnante que me resulte la salvajada de París, jamás nadie me va a ver cantándola, ni me van a ver con la mano en el pecho mientras suena el mismo himno que sonaba una y otra vez en Argelia y en Francia al mismo tiempo que se torturaba y masacraba en masa (Guerra de Independencia, 1954-1962. Entre 300.000 y 400.000 mil muertos, cientos de miles de torturados, desaparecidos…). Por poner solo un ejemplo, relacionado, por cierto, con